I
De pronto sentí que la cabeza me colgaba a lado de mi cuerpo. No había nada más que esa imagen de enfrente de mis ojos, una abeja sobre una flor blanca, un lago con patos en el fondo, podía sentir el aire sobre mi cara, pero eso era todo.
No sentía el aire en mis cuerpo, aunque llevaba un vestido, habría jurado que se movía cuando caminaba… Tal vez era sólo la piel que se iba cayendo al andar…
Alguien se acercó detrás de mi.
Grité fuerte, muy fuerte... Había despertado de mi sueño. Es extraño, me muevo de la mecedora adolorida, pero mis ojos solo pueden mirar al mismo lugar, los sonidos vienen desde abajo, como de mi centro…
Por su puesto, mi cabeza descansa sobre mis piernas con los ojos fijos en el lago