II

 París

La vista de la ciudad era tal como la había imaginado: luminosa y vacía. Llegamos a la ciudad esperando que las luces fueran más brillantes, o que la calle fuera bulliciosa.

Todo era exactamente como tenía que ser.

Él con su pantalón azul celeste y su camisa blanca. Yo con un vestido floreado. Era primavera.

Nos quedamos de píe enfrente de la Torre. Ninguno estaba muy convencido de que era lo que seguía.

Podríamos quedarnos ahí siempre o movernos alrededor de la ciudad. ¿Cambiaría algo?

—¿Y si nos subimos?

—¿Y si nos aventamos?

Los dos sonreímos. Se escuchó una música en el fondo.

Del libro de bocetos. Estudio de Seurat. V2
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I